Video de la entrevista en : http://www.elmundo.es/economia/2015/10/25/562a3ddae2704e79718b4606.html
Hace tres años que la entidad financiera de él se quedó
con la vivienda de ella y la dejó en la calle. EL MUNDO reúne esta vez a MARÍA
MORÁN, inmigrante desahuciada, y JUAN CARLOS ESTEPA, director
de Riesgos de Bankia. "El sufrimiento de la gente no tiene límite",
dice la mujer. "Nos han dejado sin casa y encima tenemos la deuda"
El día en que María fue expulsada de su casa, se vio como
los gatos de la calle, se mordió el puño, se abrazó a su hermana y allí, juntas
las dos en la acera, pálidas como lienzos, parecían dos gritos de Munch. EL
MUNDO le ha propuesto a varias entidades financieras sentarse delante de una
persona desahuciada para establecer una conversación parecida a la que sigue.
La pérdida del hogar. Las causas. Los culpables. El futuro. La rabia.
Es de justicia decir que, a excepción de una entidad,
todas declinaron la invitación.Juan Carlos Estepa, director de Riesgos de
Bankia, nos dijo que sí. Y en este encuentro con María Morán -inmigrante
peruana desahuciada y miembro de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca- comenzaron hablando de los desalojos y terminaron charlando
del ají de gallina.
Lo que son las casualidades. Justo hace tres años,
exactamente tres -un 25 de octubre de 2012-, tal día como hoy, María amanecía
por vez primera en una casa ajena y glacial. En un cuarto que no era el suyo.
Sin nada, en estado de shock y con mucho miedo. Así vino al mundo de nuevo.
Como una recién parida.
Era el primer amanecer después del desahucio.
La calle
Pregunta.- María, ¿cómo fue tu desahucio?
María Morán: En 2006 yo y mi hermana decidimos
contratar una hipoteca. Veníamos de un alquiler particular muy alto: de 800
euros. Dijimos: "Si vamos a pagar un alquiler tan alto, mejor nos
compramos algo". Disponíamos de ingresos. Compramos en Colmenar
Viejo. Fuimos a Bankia...
Juan Carlos Estepa: ...pero en 2006 no sería
Bankia... Bankia no existía[interrumpe el directivo].
M: Bueno, Caja Madrid. Lo gestionamos a través de una
inmobiliaria que nos hizo todos los trámites. Unos amigos nos avalaron. La
cuota mensual se nos quedó en 1.400 euros. Al comienzo no hubo problemas...
J: ¿De cuánto era el importe de la hipoteca?
M: De 290.000 euros. Y la casa costó
235.000.
Pregunta.- ¿Era mayor el préstamo que el valor
de casa?
M: Sí. En esa época era así. Yo tenía mi
trabajo. Y mi hermana. Con nómina. Y aparte alquilábamos algunas habitaciones.
Porque como no tenemos hijos... ¿Qué es lo que pasó? A finales de 2008
y 2009 el Euríbor se disparó y subieron los intereses. Nos aplicaron el
6,5%. Y la cuota que era de 1.400 acabó en 2.100. Hablamos con el banco para
que bajara la cuota, porque queríamos seguir pagando. Y el banco dijo que no.
Pregunta.- ¿Qué recuerdas de ese día?
M:Me dolió la forma en que lo hicieron. [María
irá levantando la voz poco a poco mientras lo cuenta] Fue la Policía
Nacional, la Local, agentes de paisano, la comitiva judicial... Habíamos pedido
un alquiler social para quedarnos en nuestra casa. Dijeron que no. Les decíamos
que nos dejaran, porque luego la casa iban a tenerla cerrada. Y nos dijeron que
no. Nos sacaron como si nosotras fuésemos unas delincuentes. Después de esa
mala experiencia nos quedamos ansiosas y nerviosas. [Vuelve al tono de voz
normal] Ahora cobro el desempleo. Mi último trabajo fue en 2011. Seguimos con
una deuda de 98.000 euros. Nos han dejado sin casa y encima tenemos la deuda.
J: En los últimos años ha habido muchos problemas
como el suyo. La inmobiliaria y la entidad financiera no resolvieron de una
manera correcta. Una buena parte de las crisis en las cajas se debió a un
error: políticas muy agresivas que concedían hipotecas por encima del valor de
la vivienda.
Desde el punto de vista de la gestión, lógicamente, lo que
tiene que tratar de hacer una entidad para sobrevivir es cobrar sus deudas.
Creo que eso lo entendemos todos. Como usted, si trabaja [se dirige a
María], quiere que le paguen por su trabajo. Lo que queremos es
cobrar. Cuando no se cobra, lo que podemos hacer, de acuerdo con la ley, es
ejecutar las hipotecas, que es lo que a usted le pasó.
M: La responsabilidad no sólo era de la
inmobiliaria. El banco tenía un departamento de riesgos que tendría que haber
valorado. Hay mucha gente sin empleo, pero Bankia fue rescatada. Que digan
ahora que pretenden cobrarnos la deuda me parece algo de mal gusto [sonríe,
niega con la cabeza]. Porque si entonces no pudimos pagar porque no
teníamos empleo, yo ahora llevo cuatro sin tenerlo.
J: Usted dice que el banco ha recibido ayudas.
Efectivamente. Porque si no hubiese recibido ayudas habría un problema
añadido para seis millones y medio de clientes que habrían perdido una
parte importante de sus depósitos. Cuando se rescata una entidad financiera no
estás rescatando a un banco, que es algo abstracto, sino que estás impidiendo
que se pierdan buena parte de los ahorros de los clientes.
Las ejecuciones
[Cada día se inician 134 ejecuciones hipotecarias en
España. En el sentido polisémico de la palabra ejecución: coinciden los
estudios en que uno de cada tres desahuciados presenta riesgo de suicidio y que
el 90% sufre depresión].
Pregunta.- ¿Ya no hay desahucios en España?
M: Desahucios sigue habiendo. Una demanda de
ejecución hipotecaria lleva a un desahucio.
J: Yo creo que los desahucios han terminado.
Lo último que intenta hacer un banco es llegar a la ejecución hipotecaria. ¿Por
qué? Es una ruina para el banco. Mira, en aquellos años lo que ocurrió es que
se concedieron hasta 700.000 millones de euros para vivienda. Una cantidad
enorme. Y a partir del 2007 llega el paro. Aquí empezó el problema: la gente no
pudo pagar. Pero el momento máximo de impago de hipotecas fue de 35.000
millones. Que es una cifra muy importante, pero ojo: aquí la inmensa mayoría de
la gente ha pagado. El 95% paga su hipoteca.
M: Si la morosidad es tan reducida, por qué no
resuelven el problema [María habla como quien suplica]... Los desahucios
existen. Lo que ocurre es que antes de que alguien se quede en la calle la
Administración interviene y acoge a esa gente. Pero muchas de las personas que
sufren este problema acaban entregándole las llaves al banco. O se van.
J: Buscamos soluciones individuales cuando detectamos
vulnerabilidad en el cliente... Cuando la gente no puede pagar, aceptamos una
dación en pago, con la que se cubre una parte de la deuda. Pero ahora imagina
que el banco acepta una dación en pago. Y el banco la vende por un precio
inferior al préstamo. El banco ya pierde dinero, ¿no?
M: Pero cuando venden a los fondos buitre no
hacéis ese análisis. ¿Cómo es posible que se les venda a los fondos
buitre por el 40% del valor y a una familia no se le haga una quita del 60%? No
es coherente. ¿Por qué al fondo buitre le dan una gran ganga y a la familia no?
J: Yo no sé a qué se refiere con fondos buitre...
M: Ayyyy [Ahora es ella, y no el
del banco, la que no da crédito]
J: Lo que le quiero decir es que si tenemos un colectivo
que no puede pagar, tenemos que ver sus problemas. Pero el banco no puede
asumir muchas más pérdidas. Bankia tenía un agujero de 20.000 millones. Si
hacemos una quita con la morosidad, qué hacemos luego, ¿pedimos otro rescate?
M: Pero si ya les han rescatado... Lo que hay que ver
es a dónde han ido a parar los dineros. Porque a las familias no.
J: A tapar el agujero. Pero lo que usted está
proponiendo, María, es que se le genere al banco otro agujero.
Pregunta.- ¿Hemos sido corresponsables los ciudadanos
de lo ocurrido?
M: No acepto que se diga que los afectados
tenemos culpa. Un banco es una entidad a la que tú no vas a engañar.
Pero que sí te puede engañar a ti. Yo no conocía las cláusulas del suelo, la
del vencimiento anticipado... A mí el notario no me dijo esto ni lo otro. En 20
minutos firmamos.
J: Hay una corresponsabilidad social. Es
verdad que ha habido políticas comerciales no muy ortodoxas, pero la gente que
aceptaba el préstamo también podía decir: "Oiga, yo no quiero este crédito
de tanto dinero porque gano tanto y no creo que pueda pagar esa cantidad".
El 95% de la gente ha seguido pagando, a veces no sin dificultades. ¿Por qué?
Porque, a pesar de que el banco les ofrecía más dinero, prefirieron ser
prudentes.
M: Yo no responsabilizaría a la persona. El banco
cuenta con agentes de finanzas. Nosotros no sabemos de finanzas. La mayoría
éramos mileuristas. Eso bien lo sabían los bancos. El mayor responsable es el
que sabe, no el que no sabe. Las cajas, Caja Madrid, que tanto se jactaba de Obra
Social, yo digo: ¿cómo es posible que me pusieran en la calle?
La 'vergüenza'
Pregunta.- El caso más dramático en la plataforma...
M: Gente enferma, con cáncer, en situación de
exclusión, soportando este problema. El banco tiene que ser más flexible. Lo
que no se puede hacer es apretar a una persona que está mal hasta ahogarla:
"¡¡Tienes que traerme los papeles de los avales!!" [Pone las
manos como si estrangulara a alguien]. Pero si la persona que le dio
los avales no tienen ni empleo, ni casa, ni nada... Qué curioso: antes al banco
le valía cualquiera para los avales. Bankia debería parar las ejecuciones.
Porque si paran las ejecuciones no habrá desahucios.
J: Ya, María... [Resignado]
M: Me gustaría que hicieran una auditoría de
entonces. Que se vea que los responsables fueron ustedes.
J: Esa auditoría ya la hemos hecho. Nosotros
ahora no desahuciamos casi a nadie. Pero sí tenemos que hacer un
esfuerzo para cobrar las deudas. Porque si no estaríamos haciendo un ejercicio
de irresponsabilidad.
M: Pero si las familias no tienen empleo, ¿de dónde
les van a cobrar, por dios?
J: ¿Sabe cuál es la morosidad de la gente a las que
le hemos facilitado un alquiler social? De un 40%.
M: Y habiendo una morosidad del 40% en esos
casos, ¿cómo quieren cobrarnos a los que hemos sido desahuciados? Es una
vergüenza.
J: Hemos refinanciado a más de 200.000 personas.
Cuando hemos constatado que una familia sufre vulnerabilidad, le hemos
facilitado un alquiler social. Pero junto a eso, hay casos de gente que se ha
querido aprovechar. El esfuerzo nuestro tiene que ser con la gente que tiene
necesidad.
M: ¿Van a parar las ejecuciones hipotecarias?
J: En España se tarda no menos de dos años hasta
que llega la subasta. Hay ese tiempo para negociar. El problema es si hay
capacidad de llegar a una acuerdo factible por las dos partes.
Pregunta.- Yo soy periodista y a mí hay cosas que me
avergüenzan del periodismo. Yo querría preguntarte, Juan Carlos, si hay cosas
que te avergüenzan de las entidades financieras durante estos años pasados.
J: Ha habido entidades que durante un tiempo tuvieron
políticas muy agresivas, ya lo he dicho, eso se hizo mal. Es más, a María, con
sus condiciones, en una entidad que hubiera actuado correctamente, no le
habrían dado un crédito de ese volumen. Ahora puedo garantizar una cosa: desde
Bankia estamos haciendo todo lo posible para solucionar los problemas
concretos. Pero no podemos dejar de cobrar las deudas porque si no estaríamos
creando otra vez otro problema al Estado. Y tendríamos que volver a pedir
dinero. Y para lo que nosotros trabajamos es para devolverlo.
[El encuentro ha terminado. Se levantan los dos. Se están
quitando los micrófonos. María no quiere dejar que se le escape este hombre]
M: El sufrimiento de la gente no tiene
límite... De verdad... Yo escucho sus historias cada semana.
J: Somos conscientes, María.
[Luego hablarán de la falta de trabajo. Del sol de
octubre. De dónde cae la parada del metro (ella) y la del taxi (él). Del ají de
gallina. Y de lo único que tiene sentido aquí y ahora. Justo tres años antes.
Tal día como hoy]
M: Por favor, ayúdennos.
Hace tres años que la entidad financiera de él se quedó
con la vivienda de ella y la dejó en la calle. EL MUNDO reúne esta vez a MARÍA
MORÁN, inmigrante desahuciada, y JUAN CARLOS ESTEPA, director
de Riesgos de Bankia. "El sufrimiento de la gente no tiene límite",
dice la mujer. "Nos han dejado sin casa y encima tenemos la deuda"
El día en que María fue expulsada de su casa, se vio como
los gatos de la calle, se mordió el puño, se abrazó a su hermana y allí, juntas
las dos en la acera, pálidas como lienzos, parecían dos gritos de Munch. EL
MUNDO le ha propuesto a varias entidades financieras sentarse delante de una
persona desahuciada para establecer una conversación parecida a la que sigue.
La pérdida del hogar. Las causas. Los culpables. El futuro. La rabia.
Es de justicia decir que, a excepción de una entidad,
todas declinaron la invitación.Juan Carlos Estepa, director de Riesgos de
Bankia, nos dijo que sí. Y en este encuentro con María Morán -inmigrante
peruana desahuciada y miembro de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca- comenzaron hablando de los desalojos y terminaron charlando
del ají de gallina.
Lo que son las casualidades. Justo hace tres años,
exactamente tres -un 25 de octubre de 2012-, tal día como hoy, María amanecía
por vez primera en una casa ajena y glacial. En un cuarto que no era el suyo.
Sin nada, en estado de shock y con mucho miedo. Así vino al mundo de nuevo.
Como una recién parida.
Era el primer amanecer después del desahucio.
La calle
Pregunta.- María, ¿cómo fue tu desahucio?
María Morán: En 2006 yo y mi hermana decidimos
contratar una hipoteca. Veníamos de un alquiler particular muy alto: de 800
euros. Dijimos: "Si vamos a pagar un alquiler tan alto, mejor nos
compramos algo". Disponíamos de ingresos. Compramos en Colmenar
Viejo. Fuimos a Bankia...
Juan Carlos Estepa: ...pero en 2006 no sería
Bankia... Bankia no existía[interrumpe el directivo].
M: Bueno, Caja Madrid. Lo gestionamos a través de una
inmobiliaria que nos hizo todos los trámites. Unos amigos nos avalaron. La
cuota mensual se nos quedó en 1.400 euros. Al comienzo no hubo problemas...
J: ¿De cuánto era el importe de la hipoteca?
M: De 290.000 euros. Y la casa costó
235.000.
Pregunta.- ¿Era mayor el préstamo que el valor
de casa?
M: Sí. En esa época era así. Yo tenía mi
trabajo. Y mi hermana. Con nómina. Y aparte alquilábamos algunas habitaciones.
Porque como no tenemos hijos... ¿Qué es lo que pasó? A finales de 2008
y 2009 el Euríbor se disparó y subieron los intereses. Nos aplicaron el
6,5%. Y la cuota que era de 1.400 acabó en 2.100. Hablamos con el banco para
que bajara la cuota, porque queríamos seguir pagando. Y el banco dijo que no.
Pregunta.- ¿Qué recuerdas de ese día?
M:Me dolió la forma en que lo hicieron. [María
irá levantando la voz poco a poco mientras lo cuenta] Fue la Policía
Nacional, la Local, agentes de paisano, la comitiva judicial... Habíamos pedido
un alquiler social para quedarnos en nuestra casa. Dijeron que no. Les decíamos
que nos dejaran, porque luego la casa iban a tenerla cerrada. Y nos dijeron que
no. Nos sacaron como si nosotras fuésemos unas delincuentes. Después de esa
mala experiencia nos quedamos ansiosas y nerviosas. [Vuelve al tono de voz
normal] Ahora cobro el desempleo. Mi último trabajo fue en 2011. Seguimos con
una deuda de 98.000 euros. Nos han dejado sin casa y encima tenemos la deuda.
J: En los últimos años ha habido muchos problemas
como el suyo. La inmobiliaria y la entidad financiera no resolvieron de una
manera correcta. Una buena parte de las crisis en las cajas se debió a un
error: políticas muy agresivas que concedían hipotecas por encima del valor de
la vivienda.
Desde el punto de vista de la gestión, lógicamente, lo que
tiene que tratar de hacer una entidad para sobrevivir es cobrar sus deudas.
Creo que eso lo entendemos todos. Como usted, si trabaja [se dirige a
María], quiere que le paguen por su trabajo. Lo que queremos es
cobrar. Cuando no se cobra, lo que podemos hacer, de acuerdo con la ley, es
ejecutar las hipotecas, que es lo que a usted le pasó.
M: La responsabilidad no sólo era de la
inmobiliaria. El banco tenía un departamento de riesgos que tendría que haber
valorado. Hay mucha gente sin empleo, pero Bankia fue rescatada. Que digan
ahora que pretenden cobrarnos la deuda me parece algo de mal gusto [sonríe,
niega con la cabeza]. Porque si entonces no pudimos pagar porque no
teníamos empleo, yo ahora llevo cuatro sin tenerlo.
J: Usted dice que el banco ha recibido ayudas.
Efectivamente. Porque si no hubiese recibido ayudas habría un problema
añadido para seis millones y medio de clientes que habrían perdido una
parte importante de sus depósitos. Cuando se rescata una entidad financiera no
estás rescatando a un banco, que es algo abstracto, sino que estás impidiendo
que se pierdan buena parte de los ahorros de los clientes.
Las ejecuciones
[Cada día se inician 134 ejecuciones hipotecarias en
España. En el sentido polisémico de la palabra ejecución: coinciden los
estudios en que uno de cada tres desahuciados presenta riesgo de suicidio y que
el 90% sufre depresión].
Pregunta.- ¿Ya no hay desahucios en España?
M: Desahucios sigue habiendo. Una demanda de
ejecución hipotecaria lleva a un desahucio.
J: Yo creo que los desahucios han terminado.
Lo último que intenta hacer un banco es llegar a la ejecución hipotecaria. ¿Por
qué? Es una ruina para el banco. Mira, en aquellos años lo que ocurrió es que
se concedieron hasta 700.000 millones de euros para vivienda. Una cantidad
enorme. Y a partir del 2007 llega el paro. Aquí empezó el problema: la gente no
pudo pagar. Pero el momento máximo de impago de hipotecas fue de 35.000
millones. Que es una cifra muy importante, pero ojo: aquí la inmensa mayoría de
la gente ha pagado. El 95% paga su hipoteca.
M: Si la morosidad es tan reducida, por qué no
resuelven el problema [María habla como quien suplica]... Los desahucios
existen. Lo que ocurre es que antes de que alguien se quede en la calle la
Administración interviene y acoge a esa gente. Pero muchas de las personas que
sufren este problema acaban entregándole las llaves al banco. O se van.
J: Buscamos soluciones individuales cuando detectamos
vulnerabilidad en el cliente... Cuando la gente no puede pagar, aceptamos una
dación en pago, con la que se cubre una parte de la deuda. Pero ahora imagina
que el banco acepta una dación en pago. Y el banco la vende por un precio
inferior al préstamo. El banco ya pierde dinero, ¿no?
M: Pero cuando venden a los fondos buitre no
hacéis ese análisis. ¿Cómo es posible que se les venda a los fondos
buitre por el 40% del valor y a una familia no se le haga una quita del 60%? No
es coherente. ¿Por qué al fondo buitre le dan una gran ganga y a la familia no?
J: Yo no sé a qué se refiere con fondos buitre...
M: Ayyyy [Ahora es ella, y no el
del banco, la que no da crédito]
J: Lo que le quiero decir es que si tenemos un colectivo
que no puede pagar, tenemos que ver sus problemas. Pero el banco no puede
asumir muchas más pérdidas. Bankia tenía un agujero de 20.000 millones. Si
hacemos una quita con la morosidad, qué hacemos luego, ¿pedimos otro rescate?
M: Pero si ya les han rescatado... Lo que hay que ver
es a dónde han ido a parar los dineros. Porque a las familias no.
J: A tapar el agujero. Pero lo que usted está
proponiendo, María, es que se le genere al banco otro agujero.
Pregunta.- ¿Hemos sido corresponsables los ciudadanos
de lo ocurrido?
M: No acepto que se diga que los afectados
tenemos culpa. Un banco es una entidad a la que tú no vas a engañar.
Pero que sí te puede engañar a ti. Yo no conocía las cláusulas del suelo, la
del vencimiento anticipado... A mí el notario no me dijo esto ni lo otro. En 20
minutos firmamos.
J: Hay una corresponsabilidad social. Es
verdad que ha habido políticas comerciales no muy ortodoxas, pero la gente que
aceptaba el préstamo también podía decir: "Oiga, yo no quiero este crédito
de tanto dinero porque gano tanto y no creo que pueda pagar esa cantidad".
El 95% de la gente ha seguido pagando, a veces no sin dificultades. ¿Por qué?
Porque, a pesar de que el banco les ofrecía más dinero, prefirieron ser
prudentes.
M: Yo no responsabilizaría a la persona. El banco
cuenta con agentes de finanzas. Nosotros no sabemos de finanzas. La mayoría
éramos mileuristas. Eso bien lo sabían los bancos. El mayor responsable es el
que sabe, no el que no sabe. Las cajas, Caja Madrid, que tanto se jactaba de Obra
Social, yo digo: ¿cómo es posible que me pusieran en la calle?
La 'vergüenza'
Pregunta.- El caso más dramático en la plataforma...
M: Gente enferma, con cáncer, en situación de
exclusión, soportando este problema. El banco tiene que ser más flexible. Lo
que no se puede hacer es apretar a una persona que está mal hasta ahogarla:
"¡¡Tienes que traerme los papeles de los avales!!" [Pone las
manos como si estrangulara a alguien]. Pero si la persona que le dio
los avales no tienen ni empleo, ni casa, ni nada... Qué curioso: antes al banco
le valía cualquiera para los avales. Bankia debería parar las ejecuciones.
Porque si paran las ejecuciones no habrá desahucios.
J: Ya, María... [Resignado]
M: Me gustaría que hicieran una auditoría de
entonces. Que se vea que los responsables fueron ustedes.
J: Esa auditoría ya la hemos hecho. Nosotros
ahora no desahuciamos casi a nadie. Pero sí tenemos que hacer un
esfuerzo para cobrar las deudas. Porque si no estaríamos haciendo un ejercicio
de irresponsabilidad.
M: Pero si las familias no tienen empleo, ¿de dónde
les van a cobrar, por dios?
J: ¿Sabe cuál es la morosidad de la gente a las que
le hemos facilitado un alquiler social? De un 40%.
M: Y habiendo una morosidad del 40% en esos
casos, ¿cómo quieren cobrarnos a los que hemos sido desahuciados? Es una
vergüenza.
J: Hemos refinanciado a más de 200.000 personas.
Cuando hemos constatado que una familia sufre vulnerabilidad, le hemos
facilitado un alquiler social. Pero junto a eso, hay casos de gente que se ha
querido aprovechar. El esfuerzo nuestro tiene que ser con la gente que tiene
necesidad.
M: ¿Van a parar las ejecuciones hipotecarias?
J: En España se tarda no menos de dos años hasta
que llega la subasta. Hay ese tiempo para negociar. El problema es si hay
capacidad de llegar a una acuerdo factible por las dos partes.
Pregunta.- Yo soy periodista y a mí hay cosas que me
avergüenzan del periodismo. Yo querría preguntarte, Juan Carlos, si hay cosas
que te avergüenzan de las entidades financieras durante estos años pasados.
J: Ha habido entidades que durante un tiempo tuvieron
políticas muy agresivas, ya lo he dicho, eso se hizo mal. Es más, a María, con
sus condiciones, en una entidad que hubiera actuado correctamente, no le
habrían dado un crédito de ese volumen. Ahora puedo garantizar una cosa: desde
Bankia estamos haciendo todo lo posible para solucionar los problemas
concretos. Pero no podemos dejar de cobrar las deudas porque si no estaríamos
creando otra vez otro problema al Estado. Y tendríamos que volver a pedir
dinero. Y para lo que nosotros trabajamos es para devolverlo.
[El encuentro ha terminado. Se levantan los dos. Se están
quitando los micrófonos. María no quiere dejar que se le escape este hombre]
M: El sufrimiento de la gente no tiene
límite... De verdad... Yo escucho sus historias cada semana.
J: Somos conscientes, María.
[Luego hablarán de la falta de trabajo. Del sol de
octubre. De dónde cae la parada del metro (ella) y la del taxi (él). Del ají de
gallina. Y de lo único que tiene sentido aquí y ahora. Justo tres años antes.
Tal día como hoy]
M: Por favor, ayúdennos.
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